Este artículo lo escribí originalmente para Familia Libre:
Es importante conocer el pasado, te da una visión mucho más clara del presente, incluso te ayuda a prever el futuro.
El estudio de la historia te ayuda a comprender, como muy pocas disciplinas lo hacen, al ser humano, su complejidad, miserias, imaginario, ambiciones, equivocaciones, defectos, virtudes, y grandeza. Conocer la historia te hace más inteligente e intuitivo, y te ayuda a tener una visión global en muchos aspectos de tu vida.
Estudiar historia no es solo conocer ciertos acontecimientos concretos, es entender todo un contexto espacio-temporal, cultural e incluso emocional. No se puede estudiar historia sin investigar al mismo tiempo el arte, la literatura, las creencias, tendencias políticas, vida cotidiana, economía, y relaciones interpersonales de las personas de mayor relevancia en esos momentos. Es un conjunto complejo, que requiere de visión multidisciplinar. Para ser un buen estudiante de historia, no basta con tener un buen nivel de comprensión lectora, hay que ser capaz de leer gráficos, entender una estadística, hacer líneas cronológicas, se necesitan conocimientos de geología, de biología y de química. Por supuesto hay que conocer la geografía, y lo mejor es que al tiempo que estudias, en torno a unos hechos concretos, se va tejiendo un maravilloso tapiz donde se entrecruzan mitos, realidades, costumbres, innovaciones, todo ante tus ojos. Y solo contemplando todas las áreas que envuelven la vida del hombre se puede tener el cuadro completo. Por eso, constantemente, hay historiadores estudiando una faceta u otra de una época, porque en realidad el cuadro completo de ninguna época está finalizado, y es maravilloso sumergirse en el mismo, sabiendo que tienes que construir tu propia trama para tu tapiz, para ese que te ayuda a ti a entender qué pasó, porqué, qué consecuencias ha tenido, y que herencia nos ha dejado, y sobretodo para cuestionarnos hacía donde vamos.
También quiero que mis hijos estudien historia porque quiero que entiendan que el conocimiento no significa sabiduría. Saber qué pasó no significa que hayamos realmente aprendido de ello y no queramos que vuelva a pasar. Eso es lo que nos gusta pensar a muchos, que hay que recordar vivamente ciertos hechos para que no se repitan. No es así, hay que recordar ciertos hechos, para conservar viva su memoria, y para que si se vuelven a repetir, los denunciemos, y denunciemos que ya sabemos a qué conducen esos actos, pero no nos engañemos, sí se pueden repetir. ¿Acaso no dormía Napoleón junto a las historias sobre Alejandro Magno? ¿Le impidió eso ir a la guerra o le animó a ello? ¿Acaso no conocía Radovan Karadzic los sucesos acontecidos en toda Europa durante la Segunda Guerra Mundial? ¿Le horrorizaron o le inspiraron para llevar a cabo su genocidio y sus crímenes? Por eso quiero que mis hijos conozcan, para que no voten a ciertos partidos, a ciertas personas, que es más fácil que se sientan inspirados que horrorizados por ciertos sucesos, y nuestros hijos no pueden permanecer ajenos a esta realidad. La única forma de frenar a esos personajes es tener conocimiento y conciencia, y no convertirnos jamás en su apoyo, y para eso necesitamos conocer la Historia, nuestros hijos necesitan conocer la historia, solo así no serán sujetos manipulables e ignorantes.
Porque quiero educar a personas independientes, con conciencias libres enseño Historia a mis hijos, ellos se lo merecen.
Azucena Caballero
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